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REUS, NACIMIENTO INFANCIA JUVENTUD
María Rosa viene a completar la familia de José Molas y María Vallvé, es la pequeña de cuatro hermanos: Antón y María, José y María Rosa. Al día siguiente, por su frágil salud, es bautizada en la Prioral de San Pedro, recibe el nombre de Rosa Francisca María de los Dolores, por sus padrinos y por la devoción de su padre a la Virgen de los Dolores. Hasta su entrada en la vida religiosa será llamada Dolores o “Doloretes”.
Sus padres forman un hogar cristiano en el que aprende la dignidad del trabajo y la virtud de la piedad. Su padre es un artesano del metal, hombre honrado y piadoso. En Reus es conocido como el “hijo de la Dolorosa”, con él visita la capilla de la Virgen de los Dolores, junto a la Prioral, y la ermita de la Virgen de la Misericordia, patrona de Reus. Con frecuencia visita y asiste a los enfermos del Hospital de San Juan, acompañando a su madre, de quien aprende la caridad hecha vida, hasta el punto que muere contagiada del cólera cuando atiende a los infectados en la epidemia de 1834.
En la joven Dolores se va tejiendo la vocación religiosa. Siente que Dios la llama a entregar su vida al servicio de los enfermos y los más necesitados. Por eso en 1831, cuando tiene dieciséis años, manifiesta su deseo de hacerse religiosa pero en su casa no es bien acogida su petición y su padre le responde con una rotunda negativa.
Se inicia para Dolores un compás de espera de diez años, durante este tiempo completa su formación intelectual, moral y religiosa en el colegio de D. Mariano Rius, sigue visitando a los enfermos del Hospital, y allí entra en contacto con las Hermanas de la Corporación de Caridad, presidida pos Sor Luisa Estivill. Tras la muerte de su madre se hace cargo del cuidado de su padre y de la casa.
Para escuchar:
PRIMEROS AÑOS DE VIDA RELIGIOSA
El 6 de enero de 1841 es el momento elegido por Dolores para realizar su vocación; tiene veintiséis años, su padre está atendido y acompañado pues en el hogar paterno conviven su hermano Antón con su mujer y sus hijos. Es el momento de la decisión, sale en secreto de su casa y se dirige al Hospital de San Juan, donde las Hermanas de la Corporación de Caridad la reciben con alegría. Al día siguiente toma el hábito de la Hermandad y adopta el nombre de Sor María Rosa. En esta casa permanece los cuatro primeros años de su vida religiosa dedicada al cuidado esmerado de los enfermos, los ratos de oración, las velas nocturnas y una gran variedad de trabajos y encargos que sus superiores le confían.
TORTOSA, CASA DE MISERICORDIA
El Ayuntamiento de Tortosa, que conoce el buen hacer de estas Hermanas en Reus, ha solicitado su presencia para hacerse cargo de la casa que se encuentra en muy mal estado, por la falta de higiene, el abandono y la mala gestión. En poco tiempo la casa queda transformada, los asilados, ancianos y niños, limpios y aseados, y se llega a convertir en un lugar de visita y paseo para los tortosinos. En esta casa María Rosa no sólo se preocupa de la asistencia y cuidado de los albergados sino que también, y muy especialmente, procura que no les falte la atención espiritual y religiosa. Muy pronto abre una escuelita para las niñas de los alrededores que no tienen instrucción.
A diario María Rosa hace el camino que va desde la Casa de Misericordia en el arrabal del Jesús hasta el Colegio y Hospital en Tortosa; los visita para conocer personalmente su evolución y para animar y aconsejar a las Hermanas. Estas nuevas responsabilidades requieren la llegada de nuevas Hermanas, obligan a María Rosa a sacarse apresuradamente el título oficial de maestra y traen consigo, especialmente el Colegio, preocupaciones y sinsabores que van minando su salud.
Para escuchar:
FUNDACIÓN DE LA CONGREGACIÓN
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FUNDACIONES
Para escuchar:
SU ESPIRITUALIDAD
…Los tiempos que no llenan los enfermos quedan reservados para la oración. Cuando encuentra un espacio libre escapa hacia la capilla para dar rienda suelta a su deseo de Dios, en la noche, cuando los ruidos de la vida se acallan y parece más fácil escuchar el soplo del Espíritu.
Pasa sus noches orantes ante el misterio de
La calma de la noche se le hace propicia para la escucha, para el silencio interior que respeta y escucha las leves insinuaciones del Espíritu. Así nos consta, por ejemplo, que pasó la noche en Mora del Ebro, después de una entrevista con el Obispo tortosino, en la que debieron tratar asuntos de importancia para el Instituto, después de lo cual, “se sabe que
Christus natus est nobis
Venita, Venite adoremus
Ha nacido la luna,
ha nacido el sol
la tierra se alegra
con su resplandor.
Extática ante el misterio de Dios-Hombre, que se entrega por amor a la injusticia y al desamor de los hombres.
DEJAME MARCHAR
RETABLO-SEPULCRO
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BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN
Los procesos sobre la fama de santidad, las virtudes y los milagros de María Rosa Molas y Vallvé se inicia en la diócesis de Tortosa en 1834. Más tarde, en 1941 se aprueban sus escritos. Pío XII es el Sumo Pontífice que promulga el Decreto sobre la introducción de la Causa en 1951. En 1963 se publica la “Positio super virtutibus” sobre la heroicidad de las virtudes de la Sierva de Dios. Tras su discusión, el 4 de octubre de 1974, Pablo VI promulga oficialmente a María Rosa Molas como VENERABLE. Este mismo pontífice en 1977 aprueba el Decreto que reconoce los dos milagros atribuidos a la intercesión de María Rosa Molas: las curaciones milagrosas de Dña. Elvira Ruiz y Madre Sagrario López.
El 11 de diciembre de 1988, en la Basílica de San Pedro, es proclamada SANTA por el Papa Juan Pablo II.
El milagro del dedo de Dios
“Salió un hombre a pescar, un pobre entre los más pobres de Caicara del Orinoco…. Y se llevó consigo lo mejor que tenía: su hijo de cinco años, William. Y pasó el día pescando en la laguna”. La pesca fue abundante, entre los peces también había pirañas voraces. En un descuido del padre, William coge una piraña por la cola con la mano izquierda y le da un golpe con la derecha como hace su padre para matarla pero no tiene fuerza y el pez se revuelve y le arranca de cuajo el dedo meñique de la mano izquierda. A toda prisa su padre le envuelve el dedo en un trozo de su camisa y regresa al rancho. En casa su padre abre el buche de los peces hasta encontrar el dedito, a su mujer le parece inútil y lo tira sobre unas tablas en la cocina. En el Centro de Salud no lo pueden atender en seguida porque el Dr. Gómez atiende a otro paciente. Cuando por fin llega el doctor no se le ocurre otra cosa que pedirles el dedito amputado. Una vecina que les acompaña vuelve a la casa a buscarlo y lo encuentra lleno de hormigas, después de limpiarlo regresa al Centro de Salud y el D. Gómez, encomendándose a María Rosa Molas, realiza el injerto con los escasos medios de que dispone. Luego le dice a su madre que rece a María Rosa para que su hijo se cure. Su madre así lo hace y con los días William va recuperando la movilidad y sensibilidad en su dedo. Otros médicos estudian el caso y coinciden en que es inexplicable el éxito de este injerto que requería de microcirugía. Después de ser estudiado en Roma el caso por la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos los teólogos y médicos confirman que “el dedo de Dios” está ahí por intercesión de María Rosa Molas.
CONSOLAD, CONSOLAD A MI PUEBLO ...
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